miércoles, 16 de enero de 2013

DEJAR A LOS NIÑOS VIVIR SU INFANCIA

¿Recuerdan su infancia?¿ Las costumbres de los niñ@s de antes? Yo recuerdo muchas cosas, por ejemplo, que el día de Reyes las calles se llenaban de niños y niñas estrenando sus juguetes. Recuerdo, que los niños jugábamos en la calle entre nosotros amparados por el barrio, por la vecindad, sin necesidad de que ningún adulto en exclusiva tuuviera que hacerse cargo de nosotros. Recuerdo, que las familias eran numerosas y los hermanos y hermanas jugaban juntos y no con papá o mamá, aunque mamá solía estar en casa, presente. Recuerdo que las vacaciones de verano eran larguíiiisimas y daba tiempo hasta de aburrirse. Recuerdo que jugaba en la calle, con la bici, los patines, el elástico, la comba, el teje, la lima, el escondite, el pillar, etc y que no había clases extraescolares de "pre-deporte". Los niños del bloque, del barrio a menudo merendábamos en una casa, todos juntos y al cole, por supuesto, íbamos andando. Por eso, entre otras cosas, no hacían falta, las clases de predeporte. Los niños no necesitan hacer gimnasia si les permitimos seguir su naturaleza, siempre en movimiento.

Si observamos la realidad de los niños y niñas de hoy en día, las cosas son bien distintas, y sin ánimo de caer en aquello de que "cualquier tiempo pasado fue mejor", he de decir, que con respecto a la infancia, bien merece nuestra reflexión. Ahora los niños no hacen cosas de niños. Los niños a penas disfrutan de tiempo libre. Pero libre, de verdad, sin estructurar. Nada de actividades extraescolares para que hagan ejercicio o para que aprendan inglés cantando. Los niños necesitan tiempo para desarrollar su creatividad, sin la mediación de los adultos. Tiempo para relacionarse libremente a través del juego con sus iguales. Tiempo para aprender y poner en práctica las reglas sociales y morales. Los niños necesitan poner a prueba su autonomía e independencia. Todo esto no pueden llevarlo a cabo tal y como les tenemos programadas sus vidas.
Estamos contribuyendo a que sean personas dependientes; les educamos a través del miedo y la desconfianza, a través del individualismo, la competitividad y las prisas.
Los niños tienen un concepto del tiempo muy diferente a nosotros. Viven en el aquí y en el ahora y por eso les cuesta tanto seguir este ritmo frenético al que les tenemos sometidos, que no les permite desarrollarse naturalmente.
Si tuviéramos conciencia de lo importante que es que los niños y niñas vivan su infancia con plenitud, de forma lo más autónoma posible, jugando mucho tiempo, TODO el tiempo!! Si les dejáramos experimentar más, conocer y relacionarse con otros niños sin nuestra presencia continua, mancharse, salir a la calle, sentir frío y calor por sí mismos ( y no anticiparnos, corriendo a abrigarlos para que no se enfríen); si les dejáramos correr, trepar, caer, levantarse y volver a intentarlo de nuevo...con la satisfacción propia de...LOGRARLO!!! Es tan importante que conozcan los límites, como que aprendan a saltárselos. Si no repitiéramos tanto eso de " a mi lo que haga fulanito no me importa...a mi me importa lo que hagas tú" y en su lugar, dijéramos: " vaya, es una pena que fulanito tenga tantas actividades y tan poco tiempo para jugar contigo...".Si sintiéramos verdadero interés por la educación que reciben los niños del vecino, los de su entorno más cercano...¡cómo no va a importarnos, si son los niños y niñas con los que mis hijas van a compartir el mundo!! Tendríamos claro, entonces, aquello de que para criar a un hijo hace falta una tribu. Empezaríamos por abrir nuestras puertas, quitar los cerrojos (físicos y mentales), dejar que los niños entren y salgan con libertad; tomaríamos conciencia de que es fundamental que hagamos comunidad entre todos, de que sólo así, las calles llenas, volverían a ser seguras; de que como madre/padre, puedo hacer más cosas, a parte de jugar con mis hijos. Y que mis hijos pueden jugar libremente, sin mí. Y crecer y madurar y sobre todo, SER NIÑOS.

Cinta Vázquez Quiles
PSICÓLOGA

1 comentario:

  1. Leyendo tu entrada, con la que estoy plenamente de acuerdo, me viene a la mente todos los libros leídos de Frato. Supongo que los conocerás, ya que Francesco Tonucci es un fiel defensor de la "ciudad de los niños" y sus premisas van en el mismo sentido que esta magnífica entrada.

    Nos vemos el viernes.

    Un abrazo

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